10 marzo 2008

criterios de evaluación y gestión editorial en red

Desde la mentalidad pragmática en la que vivimos la comunicación debe proceder de un proyecto y se afirma que la viabilidad depende de análisis previos bien hechos. Algo así como la investigación de usos que me parece que proponía Joaquín Márquez Correa para el diseño de interacción hace unos años (no encuentro el archivo y lo fusilo de un vieja presentación, con perdón)

Es deseable el conocimiento y la suficiente evaluación antecedente, pero tantas veces no es posible.
En este gráfico también se expresan cometidos diferentes en el diseño web como los describía Jesse James Garret allá por el 2000. Son las necesidades o preferencias de los usuarios los que impulsan especialidades profesionales (ver el pdf).
Es verdad que una arquitectura debe facilitar algunas navegaciones posibles. Al final a nuestr@s usuari@s o lector@s debemos dejar una espacio agradable y asequible en el que puedan reconocer nuestro trabajo por ell@s. Aunque los blogs se cuenten entre las aplicaciones 2.0, las diseñadas casi para cualquier tipo de uso y de usuario, debemos mantener los orígenes de estos prototipos continuando la aplicación en el mismo espíritu de sencillez y manejabilidad. Eso complica más nuestro trabajo de lo que se ve a simple vista.

Durante siglos hemos vivido entusiasmados por los criterios artísticos y de originalidad que marcaron hasta los festivales y la edad dorada del diseño. No parecía que las cosas tuvieran que funcionar. Con piezas dignas de museo, se ha diseñado para la vista y los jurados fueron estetas. Como la web nació desheredada, la funcionalidad rápidamente enlazó con la belleza magnánima. Como estudié con Gloria Gómez Diago en 2003 la tecnología rápidamente puso sus indicadores junto a los clásicos items de contenido con los que se fichaba y evaluaba la información en documentos (artículo en CiberSociedad, OCS 2005, otros detalles sobre los indicadores en cada categoría se incluyen en el pdf de la comunicación a un congreso 2004)Hoy por distintos lados se sigue diciendo que el contenido es rey. Y es verdad que con la extensión de estándares web y con otras formas de ready made para nuestros sitios personales, destacan más las diferencias en la información contenida, renovada o servida al gusto del público. Porque unos la dan y otros se quedan en el intento.

Con un modelo algo determinista hablábamos en 2003 de niveles de evaluación (gráfico de Gloria Gómez en CiberSociedad)

El paso a un primer plano de distintos indicadores de calidad visual, editorial o interactiva puede ir progresando con la madurez dese funcionalidades y visibilidades por así decir básicas, hasta proceso más relacionados con el propio contexto editorial y con las redes cercanas. Pero esa integración afortunada y precisa obtiene la más alta evaluación "popular" por el limitado público de nuestros espacios, cuando acertamos con sus intereses, cuando no les hacemos perder tiempo en lo que querían o en lo que no acertaban a formular hasta que se encontraron con nuestras propuestas.

Que nadie extrapole este discurso con una autoexigencia perfeccionista. Quiere describir el discurrir natural de una comunicación y de un aprendizaje. Que también gana interés para otros cuando descubren los ejemplos de ganancia que proponemos.

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