18 diciembre 2006

el buen título, la redacción de fin de año

Titular bien, transmite lo principal. Repetir acierto en el subtítulo, don natural o sobre natural. Habita los clásicos selectos, aunque no siempre lo encuentras, lo atopas. Esculpido y flagelado en correcciones sin término ante los teclados.
Abajo el titulo y subtítulo de Jennifer Senior en New York Magazine
Can’t Get No Satisfaction
In a culture where work can be a religion, burnout is its crisis of faith.
¿Hace falta ir a leer el texto?

Los Rolling Stones pusieron música a la frustración (suena Satisfaction). Desde mediados de los 60, este verso es el imagotipo de la insatisfacción en la sociedad moderna.
Igual de tópico, lugar común muy visitado, eso del trabajo como una religión -no quedan muchas-, pero esta no anda mal ni de creyentes ni de practicantes destacando en el primer mundo.
Donde nos acercamos al titular, a lo propio, nativo e identificativo del escrito es en la redirección final que escoge y redacta su autora.
La amplificación, desde otro punto de vista, detalle: estar quemado, el stress profesional es la más importante crisis de fe actual.

Quizá no os guste el artículo. Ni os interesa el formador de oradores publicitado en el artículo. Si tampoco te sirve la vieja antítesis como fórmula, como técnica, para llamar la atención en tus presentaciones o en tus clases, utiliza su recurso como un chiste:

Mi familia se desespera, mi amigos me piden que me desenganche. Pero aquí estoy yo otra mañana más. Cerrando el año, ... haciendo inventario,... completando proyectos para entregar..., escribiendo un nuevo post..
Que un buen título cumpla sus mínimos. Del título al cielo, diría en cultura madrileña. Sea al menos la pista de despegue para el texto que se merecía. Que completen los sueños lo que no son capaces de ofrecernos, ni nuestras palabras, ni las estructuras en las que vivimos. (crescendo Satisfaction)

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